30 y 31 de julio: Vigilia y Misa con el Papa (actos centrales JMJ)

Vigilia y Misa con el Papa Francisco en el Campo de la Misericordia By Teresa Terrero Llega el día más deseado. Todavía me acuerdo de ...


Vigilia y Misa con el Papa Francisco en el Campo de la Misericordia By Teresa Terrero

Llega el día más deseado. Todavía me acuerdo de aquella otra vigilia, en la que fue mi primera JMJ en Madrid, en medio de la tormenta y la lluvia. Fue inolvidable y épico y claro, tenía unas ganas tremendas de que llegara.

El camino hacia el campo de la misericordia comenzó por la mañana. Emoción al coger el autobús, cantando canciones a todo el que pasaba con nuestro repertorio folclórico, el clavelitos y nuestra versión innovadora y coreada "little flowers". Risas, y calor pero muchas risas.

Pero luego vino el verdadero camino. El sol no nos dio tregua: tras un tiempo que se preveía lluvioso nos ha hecho un solazo igualito al de Madrid. Vamos que nos hemos sentido en casa. Solo el viento que corría nos hacía pensar que seguíamos en Cracovia y no en nuestra capital.

Tras un largo camino, llegamos a nuestro sector el C4, momento de extender nuestros chubasqueros, pillar la comida... y esperar. Hasta que llegó el Santo Padre y cambió todo. Comenzó una vigilia preciosa, llena de sorpresas que para mí tenían firma y nombre propio. De nuevo, ese silencio sepulcral ante el señor de tantos miles de jóvenes. De nuevo todos con el Señor. Me sentí la persona mas afortunada del mundo.




Pero cuando el Papa terminó, la noche no acabo ahí. Hora de visitar otros sectores, de ver a los amigos, de bailar con los Neocatecumenales sin parar, de buscar capillas y pasar un ratito a solas con el Señor. Jamas olvidare aquel momento en que cantamos a Jesús eucaristía justo cuando iban a cerrar la capilla, como si el mismo Jesús nos hubiera esperado para cantarle.

Noche de paseos, de charlas, de amigos, de no dormir...


Por la mañana volvimos a encontrarnos con el Papa Francisco, y por fin pudimos comulgar tras una homilía que nos tocó el corazón.

Toca el regreso, duro, nos ha hecho sentir auténticos peregrinos. Lluvia, frío y calor, y nosotros cantando y rezando el rosario. Estamos cansados, como todo bicho viviente, pero somos cristianos y estamos alegres de serlo. ¡Muy alegres!



No somos "jóvenes de sofá" María Salgado

En estos dos días todo ha sido una auténtica aventura. Empezamos ayer saliendo de Cracovia para llegar al Campo de la Misericordia pero como todos los autobuses llegaban tan llenos tuvimos que separarnos para caber. Yo fui con otros tres amigos que, como yo, no tenían ni idea de cómo llegar así que... Manos a la obra! Aquí se practican todos los idiomas: italiano, polaco, inglés, alemán... Siguiendo a unos y a otros, colándonos, corriendo, y disfrutando de la hospitalidad de los polacos que salían a la puerta de sus casas con aperitivos y mangueras, conseguimos llegar sobre la hora de comer al sector C4 que era donde ya estaban prácticamente todos los demás cogiendo sitio.

Yo nunca había dormido en un lugar con tanta gente así que todo han sido experiencias nuevas: coger sitio, organizarnos para dejar pasillos, montar tiendas, esterillas, sacos, los baños... Pensé que se me iba a hacer larga la espera hasta que empezara la vigilia pero realmente se me pasó el tiempo volando. Doy gracias a Dios por las personas que participan en esta peregrinación. Pasé la tarde con conversaciones profundas de las que te transmiten justo lo adecuado para el momento concreto que atraviesas. Estoy convencida de que el Espíritu Santo era el que nos iluminaba a unas y a otras para aconsejarnos y comprendernos.

En la vigilia destacaría el momento de la adoración. Me di la vuelta y detrás de mí no se veía el fin de la marea de velas encendidas que eran reflejos de tantos jóvenes que necesitamos a Dios y que estábamos ahí, esperándole.

Cuando se fue el Papa todo el campus se convirtió en una súper fiesta. Cuanta diversidad existe en la Iglesia. Qué alegría se respiraba al hablar con unos y con otros empezando con un "where are you from?" para cambiarnos banderas, pulseras, gorras o cualquier otro detalle.

Como la adoración fue muy cortita nos supo a poco y quisimos encontrar una capilla donde hacer oración por la noche. Para nuestra sorpresa no había ninguna cerca. Tuvimos que alejarnos para encontrarla y poder cantar algunas canciones al Señor. De hecho, por demanda popular, en nuestro sector terminaron haciendo una capilla temporal para la noche.

En medio de toda la multitud y la fiesta me dormí sin ningún problema mientras intentaba leer algún texto de Santa Faustina. Esta mañana a las 6.30 a.m. nos ha despertado el presentador con canciones para rezar y así hemos empezado con buen pie el día de hoy.

La Misa no se ha hecho larga para nada. Personalmente me ha gustado lo que nos ha contado el Papa sobre Zaqueo y los tres obstáculos que le impedían estar con Jesús. Se le veía más sonriente y ha sabido transmitirnos la ilusión por llevar a nuestras casas y a nuestros países lo que hemos aprendido de la misericordia de Dios.

Cuando todo ha terminado hemos tenido que andar unos 13 km hasta llegar al autobús con las mochilas, los sacos, las esterillas, lloviendo... Podéis pensar: "Madre mía, pobrecitos, se les habrá ido al traste el fruto de los que hayan recibido". Para nada. Estoy segura de que ha sido una de las vueltas al autobús más emocionantes de mi vida. El Papa nos pedía ayer en la vigilia que no fuéramos "jóvenes sofá" y parece que el Señor ha querido estrenarnos en nuestras buenas intenciones de cumplir la petición del Papa.

Ahora mismo, con un viaje en bus de 4 horas hasta Varsovia, estoy reventada, mojada y agotada pero me siento feliz, me siento Iglesia, estoy alegre de entregar al Señor mi juventud y de haber tenido la oportunidad de participar en la JMJ.

Gracias Papa Francisco porque a pesar de tu edad y de todo el peso del pontificado has querido dedicarnos estos días a los jóvenes, a la juventud del Papa!!


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